Tras las movilizaciones de Samur Social y vecinales ante el colapso del servicio por la llegada de demandantes de asilo (un servicio previamente ya saturado), el Ayuntamiento mueve ficha y anuncia la creación de 300 plazas de acogida. A ver si el nuevo gobierno hace lo propio. Se trata de barracones en un polígono.
Hasta aquí todo entendible. Ya cuesta más asumir que la atención humanitaria a personas refugiadas, muchas familias con menores, sea fuente de lucro empresarial. Pero además la adjudicación de la gestión del servicio se ha realizado sin concurso público. Y una vez más, el dedazo vuelve a favorecer a Asispa. Esa oscura empresa.
No lo podemos entender. Cómo es posible que se siga contratando con una empresa que sistemáticamente vulnera los derechos de las plantillas, incumple los pliegos en los contratos con la administración, engañan a las personas usuarias en beneficio propio, se ríe de la salud laboral y basa las relaciones laborales en la explotación y la persecución sindical. Estas actitudes terminan poniendo en riesgo a las personas atendidas por los servicios que gestionan. ¿La última de esta cuadrilla? Amenazar con despedir al 40% de la plantilla del Servicio de Ayuda a Domicilio. El matonismo empresarial tiene que salir de nuestros servicios públicos.
Este dedazo no es el primero. Por ejemplo, también les tocó el chollo de gestionar el alojamiento de voluntarios del Orgullo. Y es que no hay nada nuevo bajo el sol, el Cortijo viene de muy atrás. Ya huele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario