sábado, 29 de diciembre de 2018

¡Seguimos avanzando! Unidad y firmeza, claves del éxito

Siempre hemos defendido que los derechos de profesionales y personas usuarias de los servicios públicos van de la mano, y más evidentemente en Servicios Sociales. Por eso luchamos por una Intervención Social pública, democrática y de calidad. Tras años de movilización y alianzas con diferentes movimientos sociales, 2018 ha sido un año de consolidación de derechos.


Comenzamos el año dejando atrás las mezquindades, abusos y faltas de respeto de ASISPA. De esta forma acabamos tanto con la cicatería extrema en medios materiales como con el más que enrarecido clima laboral.

Empezamos 2018 acabando con las escenas dantescas de gente durmiendo en el suelo y estrenando butacas (aunque con la campaña de frío hayan reaparecido las colchonetas). Por otra parte, hemos acabado con la pesadilla del personal "correturnos", consolidándose unos horarios laborales normalizados.

En los primeros meses también estrenamos los nuevos servicios y duchas (eran inhumanos), junto a la reforma de la zona de pernocta. También se acabaron las constantes plagas de insectos. A su vez, desde el 1 de enero se nos aplicó por fin el Convenio de Acción e Intervención Social, ya que el Ayuntamiento incluyó este punto en los nuevos pliegos. Se tenía que haber aplicado desde su publicación, como ratificó la sentencia contra ASISPA.


Además, durante 2018 se ha consolidado el derecho a una alimentación digna y adecuada para las personas atendidas en La Rosa, tras el susto de los bocatas.

Y para finalizar el año, una gran noticia. Por fin tenemos confirmación por escrito del Área de Equidad del inicio de las obras (construcción de un centro nuevo en la zona de "Cristalera" y reforma de la zona ajardinada). Se iniciará los primeros días de abril, cuando nos trasladaremos a Pinar de San José. ¡Por fin!
Y en el plano laboral, hemos ganado el conflicto colectivo contra Grupo 5, que andaba haciendo el trilero con el abono de los complementos

Tenemos mucho que celebrar, pero queda muchísimo por hacer. Hasta que no estrenemos nuevo centro, no podemos bajar la guardia. E insistimos: tener que dormir en el suelo es terrible, pero dormir en butacas sigue siendo degradante. ¡Queremos camas, no butacas!

También vamos a seguir reclamando el reconocimiento que merecemos como profesionales el equipo de Auxiliares. El Ayuntamiento tiene que reconocer las funciones que hacemos y las que queremos hacer, como Integradores Sociales. Además, ASISPA nos sigue debiendo más de 300000 €. Ya están interpuestas las demandas, donde además de los atrasos, vamos a pelear judicialmente el reconocimiento de la categoría.


Somos conscientes de que nuestra fortaleza es posible por la solidaridad que hemos recibido desde el principio. Una lucha aislada es mucho más difícil de ganar. Por tanto, asumimos nuestra lucha como una más en el marco de la lucha general por una Intervención Social pública y de calidad. Por eso nos hemos integrado en la Unión de Plataformas en Defensa de los Servicios Sociales y la Diversidad, participando activamente en las distintas movilizaciones que se han convocado. También sabemos que mientras los Servicios Sociales estén organizados buscando el lucro empresarial, no lo lograremos. Por eso seguiremos luchando por la gestión directa de los servicios públicos.



miércoles, 19 de diciembre de 2018

Campaña de frío

El pasado 25 de noviembre se inició la "Campaña de Frío", como cada año en estas fechas (se prolongará hasta el 31 de marzo). Y es que nadie debería quedarse en la calle con este clima (con ninguno en realidad. Las plazas habilitadas durante el invierno tienen que ser permanentes). Este año el inicio ha sido mucho más discreto, sin grandes anuncios en prensa. Normal.

La situación de colapso en la red de atención a personas sin hogar (agravada por la dejación de funciones del gobierno central con respecto a la atención a los refugiados) hace que inevitablemente, la situación de campañas anteriores se repita, dejando a mucha gente en la calle. 

Y los que tienen plaza tampoco son atendidos en condiciones dignas. El ejemplo de La Rosa sirve para ilustrar la situación. En nuestro centro se habilitan plazas de emergencia durante la campaña de frío. Y con ello vuelve la imagen de personas durmiendo en el suelo de un albergue municipal. Por el día, Sala de Reducción del Daño (donde se ofrece un consumo controlado de alcohol). Por la noche, "habitación" para las plazas de emergencia.




Unos días antes de iniciarse, en Radio Cristalera hablamos sobre campaña de frío. Los protagonistas nos explican lo que está pasando. Ya que no queréis escuchar a vuestras profesionales, al menos prestar atención a las personas sin hogar. Hay que dar más trigo, Ahora Madrid. ¡Hay que dar más trigo!

viernes, 14 de diciembre de 2018

Persecución sindical en CEAR

Os sorprendería si os dijéramos que en CEAR (Comisión Española de Ayuda al Refugiado), ONG dedicada a la defensa de los derechos humanos y el derecho de asilo, se está vulnerando el derecho a la libertad sindical de CCOO en Madrid.

Recientemente CEAR ha disuelto al equipo del Proyecto ICI (Intervención Comunitaria Intercultural) en un vergonzoso caso de represión, que comenzó con el cese el pasado 25 de octubre del coordinador del proyecto, degradándole salarial y profesionalmente.

Se trata de un miembro de la Ejecutiva del Sector de Intervención Social de la FSC-Madrid y destacado sindicalista de CCOO en la entidad CEAR. En ella ha tenido que bregar con varios EREs, ERTEs, ha jugado un papel fundamental en la negociación colectiva desde hace años, defendiendo el sindicalismo de clase y asambleario, ejerciendo una férrea defensa de los derechos de las trabajadoras y los trabajadores de CEAR, así como del sector de intervención social en el que participa.

Todo esto sucede, además, tras la decisión de la plantilla de Madrid de iniciar un proceso de movilizaciones para desbloquear negociación del II Convenio Colectivo de CEAR, siendo integrante de su mesa negociadora y coincide también con el arranque de las negociaciones del II Convenio sectorial de Acción e Intervención Social.

No podemos tolerar estas prácticas de hostilidad a quienes ejercen la tarea colectiva de la representación sindical defendiendo a las y los trabajadores. CEAR con estas acciones, parece que quisiera además de vengarse, trasladar un mensaje de miedo al conjunto de su plantilla.

El próximo 19 de diciembre se celebra juicio contra CEAR por modificación sustancial de las condiciones y por vulneración del derecho a la libertad sindical. De producirse la sentencia condenatoria que esperamos, la actitud gravemente irresponsable de quien ha generado este escenario hostil hacia el ejercicio sindical, podría tener consecuencias en su credibilidad e imagen pública. Pase lo que pase, desde CCOO seguiremos apostando por la libertad sindical, sin descartar ningún tipo de medida en la defensa de nuestros derechos y los de las plantillas a quienes representamos.


sábado, 8 de diciembre de 2018

Cientos de personas en lista de espera para recibir atención del Samur Social

El problema es doble: la falta de plazas y la falta de personal. Los centros del Samur Social están abarrotados. La situación es "desbordante", según los trabajadores. Cada semana se liberan una o dos plazas en la red y, mientras, las personas siguen acumulándose en una lista de espera que apenas avanza. "Ha llegado a haber 500 personas en la lista", dice María (nombre ficticio), que lleva años trabajando en el Samur Social. Y a eso se suma la falta de personal: "El problema es que esa lista requiere gente que la esté revisando constantemente y no es así".

De hecho, las personas que hay en esa lista tienen que pasar por un equipo, el de Puerta Única de Entrada, que es el único que puede decidir a qué recurso, de la red de personas sin hogar, les envía. Pero ese equipo, del que depende toda la ciudad de Madrid, solo está formado por dos personas: un trabajador social y un auxiliar. Si uno se coge un día libre o hace una guardia, el otro se queda solo.
Además, el problema no está solo en quién revisa esa lista, también en cómo se crea. Se hace con un sistema informático y con una ponderación que tiene en cuenta distintos factores: la situación sanitaria de la persona, si consume drogas o alcohol o cuánto tiempo lleva en la calle, si es una persona sin hogar. "Son casos muy subjetivos, pero no se tratan como tal. Esa ponderación, que les coloca en un puesto, no sirve para nada porque es objetiva".


Algo que todavía incrementa más la descoordinación es que hay muchos equipos que pueden incluir personas en esa lista: pueden hacerlo desde la Sala de Emergencia, desde los Equipos de Calle y también desde el personal que la revisa, el de Puerta Única de Entrada, así que crece y crece, a pesar de que no hay plazas suficientes para liberarla. "No es una lista de espera como tal, más bien es una lista de demanda. Es muy difícil que avance, porque, además, cuando se libera una plaza en la red de personas sin hogar, suele ocuparse con casos que son una emergencia". Así que cuando se libera una plaza, no la ocupa el primero de la lista.

"La emergencia se desvirtúa"

El Samur Social es un servicio complejo. Se divide en dos departamentos: emergencias sociales y personas sin hogar. Hay equipos destinados para cada uno: para emergencias, el Equipo de Emergencia y para personas sin hogar, los Equipos de Calle. Dentro del Equipo de Emergencia está la Sala de Comunicaciones (donde se reciben los avisos) y el Equipo de Seguimiento que está formado por trabajadores sociales y es el encargado de establecer la línea de intervención de cara a que la persona que ocupa un recurso de emergencia salga de él y lleve una vida autónoma. La emergencia es una situación sobrevenida abarca desde la persona a la que han robado todo y que no tiene dónde quedarse ni familia a la que acudir al desalojo de un edificio por algún tipo de catástrofe.

Los Equipos de Calle son grupos de trabajadores que atienden los casos de las personas "sin techo". Cada trabajador lleva decenas de casos, los estudian y plantean qué recurso puede ser el más adecuado, también puede haber casos cronificados o personas en calle que rechacen el recurso que les ofrecen. Y también hay veces en las que la emergencia y la situación de calle coinciden. Antes de establecer el recurso, derivan sus casos al equipo de Puerta Única de Entrada que es el que, en última instancia, establece la plaza a la que envían al usuario. Igual que se dividen los equipos, se dividen también los recursos: hay plazas para personas sin hogar (con más de 1.000 plazas en los distintos centros) y alojamientos para emergencias.

Es, en origen, un servicio que atiende las emergencias sociales, pero eso, según los trabajadores "se está desvirtuando" porque la estancia en los recursos se acaba alargando cuando no debería. "Se supone que el alojamiento de emergencia es para días o semanas, pero están siendo meses. Hay muchas personas que ocupan plazas de emergencia porque están a la espera de un recurso para personas con discapacidad o para una plaza en una residencia de mayores y como esa plaza nunca llega, la estancia se alarga en los recursos de emergencia. Cuando deciden que no pueden estar más ahí, los mandan a la red de personas sin hogar, que acaba convirtiéndose en un cajón de sastre".

El servicio depende del Ayuntamiento de Madrid, pero está, en su mayoría, externalizado. El 90 % del personal del Samur Social (187 personas), es de una empresa privada (Grupo5) que, además, pertenece desde hace poco a un fondo de inversión. El 5 % restante (15 personas) son funcionarios municipales.

La solución para la saturación que viven en los centros no está necesariamente, según los trabajadores, en habilitar más plazas, que también son necesarias, sino en poder hacer un trabajo en condiciones. "Es una pescadilla que se muerde la cola". Si no hay personal, no se puede hacer una intervención en condiciones con las personas que están ocupando una plaza y sin esa intervención, las plazas no se liberan para otras personas que las necesitan. María asegura que para hacer una labor de seguimiento en condiciones necesitarían "por lo menos el doble" de trabajadores sociales. 

Ahora hay seis en el turno de mañana para hacer seguimiento a todos los casos que hay en Madrid. A eso hay que sumar las bajas, que en muchos casos no se cubren por falta de funcionarios, y las vacaciones. "No hay una respuesta ágil. No se puede hacer intervención con nadie. Lo único que hacemos ahora mismo es decir: 'venga, pues esta familia aquí, esta acá', sin tener en cuenta su situación emocional, cultural... Eso, que es lo que deberíamos hacer, está en un tercer o cuarto plano".

La falta de personal se suma a una falta de coordinación, comunicación y supervisión que acaba afectando al trabajo que realizan. Los trabajadores creen que la causa está, sobre todo, en la diferenciación que hay entre el personal de la empresa y los funcionarios del Ayuntamiento de Madrid. El problema es que entre ambos no hay coordinación suficiente. "No tenemos la misma fuente de información. Hay un teléfono escacharrado y si no recibimos la misma información, tampoco podemos hacer bien la intervención. Además, hace años que no tenemos reuniones de equipo todos juntos".

"Testigos de vulneración de derechos humanos"

Aunque llevan años así, la situación ha empeorado, sobre todo desde verano con la llegada de solicitantes de asilo y la falta de respuesta del Ministerio de Interior. A la sede central del Samur, en la carrera de San Francisco, en La Latina, han llamado a la puerta decenas de familias, solicitantes de asilo, pidiendo un recurso de acogida. Debería proporcionárselo el Ministerio, pero como no es así, acuden al Samur Social. Y como los centros del Samur no tienen plazas, no pueden atender a estas familias. Ha habido días en los que han tenido que dormir acampados debajo de unas escaleras. Durante semanas ha habido 12 mujeres durmiendo en una sala, cada una en una butaca. "Se supone que es una sala de emergencia, para acoger a una persona una noche, pero pasan ahí días, semanas o incluso un mes, así que la emergencia se desvirtúa".

Ahora con la Campaña de Frío, que comenzó el 25 de noviembre, se han puesto más plazas a disposición (539). Pero aún así, el pasado lunes la parroquia de San Carlos Borromeo volvió a recibir a tres familias que no habían podido ser acogidas por el Samur Social.


Hace unas semanas la plantilla mandó un comunicado diciendo que estaban siendo "testigos de vulneraciones de derechos". "La situación ha llegado a tal punto en Madrid que desde hace meses estamos sufriendo con impotencia la incapacidad para atender a familias con menores, mujeres embarazadas, solicitantes de asilo o adultos solos, no facilitando ni la más mínima cobertura de sus necesidades básicas y quedando, por tanto, en situación de calle, en muchas ocasiones con menores, en algunos casos incluso lactantes".

Los trabajadores aseguran que está situación es así desde hace años, antes de que llegara el actual equipo de Gobierno. Ahora sigue pasando a pesar de que, en 2016, el Ayuntamiento aumentó de 10 a 18 el número de trabajadores social y de 12 a 18 los Equipos de Calle. También aumentaron de 10 a 13 las unidades móviles.