En España hay aproximadamente 30.000 personas sin hogar.
Habitualmente
entendemos al sinhogarismo como un grupo de personas que viven en la
vía pública. Sin embargo, la situación de estas personas transciende
mucho más la situación de dormir en la calle.
Las personas sin
hogar carecen de derechos garantizados a toda la ciudadanía. Carecen del
derecho a participar en la vida política, sin domicilio no pueden ni
votar ni presentarse a ser votadas. Carecen de muchos de los derechos
sociales, el acceso a la vivienda y al trabajo. También carecen de lazos
familiares y sociales dentro de la estructura social.
El 20% de
estas personas son mujeres, llegan a la calle en peores condiciones que
los hombres, porque aguantaron e intentaron por todos los medios a su
alcance no acabar en esta situación, apoyándose en lazos familiares.
En el informe del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) afirma que el 70% de los pobres del mundo son mujeres.
Las causas del sinhogarismo de las mujeres tienen su origen en el sistema patriarcal y
sólo desde ahí podemos explicarlas, puesto que este sistema es el rige todas las instituciones del mundo.
El
riesgo de exclusión social en las mujeres está directamente relacionado
con la capacidad de mantener su hogar de forma autónoma . La mayor
parte de las mujeres con acceso al mercado laboral, lo hacen en los
llamados empleos para mujeres: limpieza,
atención al público, cuidados, sanidad, los sectores feminizados, que
son los más precarios y peor pagados. Al tener este tipo de trabajos mal
remunerados e inestables, el acceso a la hipoteca para vivienda es
mucho más complicado.
Así, en nuestro país las tasas de
desempleo de las mujeres duplican a las de los varones; sus salarios también
son inferiores y, si nos fijamos en las situaciones de pobreza extrema, son también las
mujeres, en mayor medida, las perceptoras de rentas mínimas.
Muchas de las mujeres sin hogar tienen en común la violencia sufrida por sus parejas,
muchas veces el detonante de que salgan de casa, con lo puesto, y
acaben en la calle donde se agravan estas violencias por el hecho de ser
mujeres. Las dificultades de acceder a la higiene son más agresivas
para ellas, ya que en muchos centros de personas sin hogar no admiten
mujeres, no hay centros exclusivos para ellas, y en los mixtos no hay ni
formación ni elementos específicos para las mujeres. Tener la
menstruación y vivir en la calle, es un factor de riesgo para la salud y
la re inserción social.
La violencia machista en casa, las
dificultades económicas derivadas del desempleo o precariedad laboral y
la falta de medios de las instituciones, son las causas de que las
mujeres terminen esta situación de vulnerabilidad.
El gobierno de
España apenas invierte presupuesto en políticas sociales que ayuden a
solventar los problemas de estas mujeres, que a causa del sistema
patriarcal, la gran mayoría sigue ocupando las tareas de cuidados de los
hijos, los mayores etc lo que dificulta su acceso al mercado laboral
fuera de los precarios trabajos feminizados.
Además de las
dificultades de encontrar empleo que tienen todas las personas sin
hogar, las mujeres sufren doble discriminación, añadiendo la de ser
mujer.
Las ayudas económicas del Estado son de una cuantía que
no permite pagar alquiler, gastos y sustento, por lo que se hace prácticamente imposible
acceder a la vivienda.
El patriarcado estigmatiza más a las mujeres sin hogar además de invisibilizarlas, como no son visibles en consecuencia, los gobiernos y las administraciones
no se responsabilizan de la problemática.
De las 30000 personas sin techo en España, un 47% han sufrido violencias, humillaciones y agresiones.
Habitualmente
tendemos a pensar que las agresiones de las personas sin hogar son en
su mayoría de grupos neonazis, sin embargo, solo el 7% son de estos
grupos.
El 10% de estas agresiones son de la policía y un
alarmante 28% son de personas jóvenes que vuelven de fiesta y ven un
entretenimiento agredir a estas personas vulnerables.
Esto se debe a la Aporafobia, rechazo, temor y desprecio a las personas pobres. Como ya hemos dicho, el 20% de estas personas sin hogar son mujeres. De este 20% de la población indigente:
-El 40% han sido agredidas físicamente.
- El 61% han sido víctimas de robos.
-24% han sido violadas.
Un 44% de hombres sin hogar informa ser víctimas de delitos de odio, porcentaje que aumenta al 60.4% en las mujeres.
Las
mujeres sufren las mismas agresiones que los hombres por el hecho de
vivir en la calle, y además sufren las agresiones por ser mujeres. La
violencia sexual.
En resumen, la desigualdad del sistema
patriarcal provoca que las mujeres seamos mucho más pobres, los
gobiernos capitalistas invisibilizan esta problemática para no tener que
invertir presupuestos en solucionarla, y una vez que por culpa del
patriarcado capitalista estamos en la calle, sufrimos mucho más la
violencia y la estigmatización social. Nuestro delito, nacer con vagina.
España
presume de ser un país garante de los derechos humanos, pero no lo es. Y
no lo es por varios motivos, pero centrándonos el tema de las personas
sin hogar vulnera los siguientes artículos de la declaración universal de los DDHH:
Artículo 3.
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.
La
propia policía española forma parte de las violencias hacia los sin
techo, y desde luego el estado no hace nada para paliar ninguna de las
agresiones que sufren
Artículo 5.
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Artículo 21.
1. Toda persona tiene derecho a participar en el gobierno de su país, directamente o por medio de representantes libremente escogidos.
Artículo 23.
1. Toda persona tiene derecho al trabajo, a la libre elección de su trabajo, a condiciones equitativas y satisfactorias de trabajo y a la protección contra el desempleo.
2. Toda persona tiene derecho, sin discriminación alguna, a igual salario por trabajo igual.
Este
artículo dedicado a todos los que se empeñan en negar que la brecha
salarial no es materia de DDHH incluidos los gobernantes que afirman que
no es cosa suya.
Artículo 25.
1. Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud y el bienestar,
y en especial la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia
médica y los servicios sociales necesarios; tiene asimismo derecho a los
seguros en caso de desempleo, enfermedad, invalidez, viudez, vejez u
otros casos de pérdida de sus medios de subsistencia por circunstancias
independientes de su voluntad
No podemos seguir mirando
hacia otro lado. No podemos darle la espalda a estas 30,000 personas,
entre las cuales podemos estar algún día cualquiera de nosotras. Tenemos
que exigir políticas sociales que rescaten personas y no bancos y
autopistas.