Nos hemos visto obligadxs a suspender las movilizaciones previstas para el próximo 26 de abril. Una vicisitud más de las que a diario suceden en La Rosa. Pero aquí estamos acostumbradxs a que los planes no salgan como están previstos. Así que no pasa nada, en breve anunciaremos la próxima fecha.
La verdad es que nos pasa de todo. Situaciones graves, otras muy bonitas. Muchas tragicómicas. Vamos a poner tres ejemplos que, aunque no se trata cosas especialmente trascendentes, son buena metáfora de la dejadez que sufrimos.
A finales de febrero desde La Rosa se avisó al Ayuntamiento de Madrid del posible riesgo que suponían los árboles que hay en la entrada del centro, dentro del recinto. Desde el Ayuntamiento, tras analizar la situación, se nos aseguró que no teníamos de qué preocuparnos, que no existía ningún riesgo. Pues bien, el pasado 12 de marzo se nos cayó uno de los árboles. Afortunadamente no pilló a nadie. Más de un mes después. allí sigue el árbol.
Hace unos días nos quedamos sin lavadoras, de las dos que tenemos (el centro presta servicio de lavandería para la ropa de lxs usuarixs). Hoy por fin las "arreglaron", ¿cuánto durará esta vez la ñapa? Son cosas que pasan por dar uso industrial a una maquinaria diseñada para uso doméstico. Éste era el panorama ayer. ¿A que sabéis quién va a lavar todo eso?
Y para terminar, una nimiedad pero con gran fuerza metafórica. Ayer agentes de policía a caballo pasaron frente a La Rosa. Y los animales decidieron cagarnos en la puerta. Allí siguen hoy sus defecaciones. Manuela, ¡luego dirás que Madrid está sucio porque la ciudadanía es muy guarra!
De paso, podéis ver las condiciones en que se encuentra el único acceso al centro, por el que tienen que pasar personas con movilidad reducida (en silla de ruedas, con muletas, etc). Dejamos una imagen más de la entrada. Esto sí que es una mierda.