Que trabajamos para una empresa con alas ya lo sabemos todos. Y que el discurso oenegero de nuestro sector está cargado de cinismo no es nada nuevo. Pero que un fondo de inversión de capital riesgo intente darnos lecciones de ética y moral a las profesionales de la Intervención Social es el colmo. Que la ética no es estética, que el altruismo es egoísmo y que la ética no está reñida con la búsqueda de la eficiencia o de la rentabilidad económica (como si la eficiencia en un servicio público fuera equiparable con el lucro patronal a su costa) son algunas de las perlas de su manifiesto Buenos tiempos para la ética.
Una filfa más de las mentes pensantes del capital para intentar hacernos el lío. Al menos aquí no cuela. Como tampoco coló el vano intento por ¿legislar? de la empresa a través de un "código de conducta". Somos trabajadores y trabajadoras de un servicio público privatizado y gestionado por Grupo 5 (Corpfin Capital), no miembros de la "entidad". Allá vosotros con vuestra moral corporativa, aquí tenemos la nuestra. Diversa como lo es la plantilla, pero siempre honesta.
El cinismo es tal que este 8-M se hicieron "feministas" (Igualdad, derechos, feminismo y 8M) mientras imponen unilateralmente un nuevo Plan de Igualdad, despreciando la negociación colectiva y recortando los pocos avances recogidos en el anterior plan.
Tampoco parece ser especialmente ético despedir a la gente, incumplir los pliegos de gestión, escatimar en medios materiales (¡ay los 3/4 de vaso, que es para que no se les derrame encima la leche a los pobres!) o utilizar torticeramente los derechos de imagen de profesionales y personas usuarias para su publicidad corporativa. Tanta hipocresía huele a Opus Dei. Pero cuidado que también hay fariseos ateos. Y de izquierdas...
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