El Estado español se encuentra a la cabeza de la
Unión Europea en cuanto a desigualdad laboral
entre hombres y mujeres. Seguimos teniendo
mayor dificultad para acceder al mercado laboral (el 60% de la población inactiva es femenina) y cuando lo hacemos, cobramos menos, de
media un 23% menos que nuestros compañeros
(diferencia que va en aumento). Esta brecha salarial de género se debe a varios factores. Los sectores más feminizados tienen peores convenios
o directamente no se les aplica ninguno (dos de
cada tres trabajadores pobres son mujeres), y la
parcialidad y temporalidad en la contratación
también se ceba en nosotras: el 74% de los contratos a jornada parcial y el 67% de los contratos temporales.
La brecha salarial se perpetúa, conllevando una
desigualdad en las pensiones. La menor cotización
y los efectos de los parones en la vida laboral por
motivos familiares (el 84% de las excedencias por
cuidado de hijos fueron solicitadas por mujeres) terminan afectando, de manera que sólo el 37%
de las mujeres percibe una pensión por jubilación frente al 62% de los hombres. Además, las
que cobran pensión perciben de media un 38%
menos que los hombres.
¡Basta de precariedad y salarios de miseria!
Por otro lado, los roles de género impuestos por
la sociedad patriarcal, y sobretodo el desmantelamiento de los servicios públicos y la política
de recortes y austeridad, recayendo mayoritariamente en las mujeres las tareas de cuidados,
han agravado y profundizado esta desigualdad y
opresión. En 2019 las mujeres seguimos siendo
las encargadas de los cuidados a terceros, tanto
en el ámbito doméstico como en el profesional.
Los sectores vinculados a los cuidados (SAD,
Geriatría, Intervención Social, atención a la Diversidad) son fundamentalmente femeninos (el
85% somos mujeres). Sólo nos supera en grado
de feminización el sector del Empleo Doméstico.
Sufrimos una clara discriminación de género por dedicarnos laboralmente a los Servicios Sociales. Los datos son claros. Para acabar con la brecha salarial de género, es imprescindible que los sueldos de sectores como el nuestro, el de los Servicios Sociales, predominantemente femenino, se equiparen al alza con los sueldos existentes en otros sectores, y que los dirigentes sindicales de CCOO y UGT dejen de firmar Convenios Colectivos que perpetúan la precariedad y los bajos salarios, como ha ocurrido con el nuevo Convenio de atención a la discapacidad.
La igualdad se conquista luchando en las calles. Es necesaria una acción sindical combativa para imponer verdaderos Planes de Igualdad en todas las empresas, y que la lucha por los derechos de la mujer trabajadora no se reduzca a meras acciones o planes simbólicos de cara a lavar la cara de los mismos empresarios que nos explotan y perpetúan esta desigualdad. Por eso es necesario recuperar un sindicalismo de clase y combativo, que nos permita, luchando junto a nuestros compañeros, arrancar mejoras salariales, estabilidad en el empleo, y verdaderas medidas de conciliación en igualdad de condiciones para mujeres y hombres. Este es el único camino, y no la política de gestos vacíos que practican los dirigentes sindicales cada 8 de marzo, para volver al día siguiente a la política de paz social y de constantes cesiones ante empresarios y empresarias.
Sufrimos una clara discriminación de género por dedicarnos laboralmente a los Servicios Sociales. Los datos son claros. Para acabar con la brecha salarial de género, es imprescindible que los sueldos de sectores como el nuestro, el de los Servicios Sociales, predominantemente femenino, se equiparen al alza con los sueldos existentes en otros sectores, y que los dirigentes sindicales de CCOO y UGT dejen de firmar Convenios Colectivos que perpetúan la precariedad y los bajos salarios, como ha ocurrido con el nuevo Convenio de atención a la discapacidad.
La igualdad se conquista luchando en las calles. Es necesaria una acción sindical combativa para imponer verdaderos Planes de Igualdad en todas las empresas, y que la lucha por los derechos de la mujer trabajadora no se reduzca a meras acciones o planes simbólicos de cara a lavar la cara de los mismos empresarios que nos explotan y perpetúan esta desigualdad. Por eso es necesario recuperar un sindicalismo de clase y combativo, que nos permita, luchando junto a nuestros compañeros, arrancar mejoras salariales, estabilidad en el empleo, y verdaderas medidas de conciliación en igualdad de condiciones para mujeres y hombres. Este es el único camino, y no la política de gestos vacíos que practican los dirigentes sindicales cada 8 de marzo, para volver al día siguiente a la política de paz social y de constantes cesiones ante empresarios y empresarias.
Solo así evitaremos, por ejemplo, que las evaluaciones de riesgo y los planes de prevención en
nuestro sector sean un mero paripé, afectándonos especialmente a las mujeres. Algo que lleva,
en la práctica, a que en muchas ocasiones conseguir la baja por riesgo durante el embarazo
suponga una lucha titánica para la trabajadora
(además del riesgo de quedar estigmatizada por
la empresa). Exigimos que en dichas situaciones
se reconozca automáticamente en cuanto la trabajadora comunique el riesgo existente.
Existe una realidad completamente invisibilizada, tratada como un tabú: la violencia machista
que sufrimos en el ejercicio de nuestras funciones en el puesto de trabajo, ejercida por usuarios
pero también por otros trabajadores. Esta violencia va desde insultos sexistas y ninguneo por
nuestra condición de mujeres, hasta situaciones
de acoso por razón de género y agresión sexual.
Por regla general, estas situaciones se minimizan e
incluso se ocultan. Es intolerable. Se debe ser dar
visibilidad a esta realidad, incluirla en las evaluaciones de riesgos y en los planes de prevención,
y conformarse Comités Mixtos de trabajadoras
y trabajadores que impidan con contundencia
este tipo de actuaciones y agresiones machistas.
Más hechos y menos palabras. El 8 de marzo,
¡huelga general de 24 horas!
Hay razones más que de sobra para paralizar
los centros de trabajo y secundar la HUELGA
GENERAL de 24 horas el próximo 8 de Marzo,
inundando las calles en centenares de manifestaciones convocadas a lo largo y ancho de todo
el Estado. Sin embargo, de nuevo, como el año
pasado, los dirigentes de CCOO y UGT plantean convocar paros parciales de dos horas, probablemente muchos de ellos acordados con las
propias empresas. ¡Ese no es el 8 de marzo que
queremos! ¡Queremos un 8 de marzo de huelga, lucha y reivindicación!
Un 8 de Marzo para enfrentar en las calles, con contundencia, a esa
derecha reaccionaria y franquista conformada
por VOX, el PP y Ciudadanos, que quieren hacernos retroceder en todos nuestros derechos
como mujeres y como trabajadoras.
La CGT ya ha convocado formalmente, junto
a otros sindicatos, Huelga General de 24 horas
para el 8 de marzo. Algunos sectores en CCOO,
como la Federación de Enseñanza o Intervención Social Madrid también han planteado ya la convocatoria de huelga general, así como el Sindicato
de Estudiantes, llamando a las y los estudiantes
en institutos y universidades de todo el Estado a
paralizar las aulas. ¡Este es el camino! ¡Solo así
derrotaremos a la derecha y a la reacción! ¡Y
solo así acabaremos con la violencia machista y
la austeridad capitalista!
¡Todas y todos a la huelga y a las manifestaciones!
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