En 2012, debido a las quejas vecinales por la presencia de personas sin hogar en el barrio de Casa de Campo, desde el Área de Gobierno de Familia, Servicios Sociales y Participación Ciudadana (actualmente Área de Gobierno de Equidad, Derechos Sociales y Empleo) se crea una mesa de trabajo denominada de "Impacto Vecinal", con Maria Jesús Utrilla Moya (Jefa de Unidad de Atención a Personas sin Hogar) al frente y formada por diferentes profesionales que atienden a la población sin hogar desde los recursos de la zona (con la sobrecarga de trabajo que conlleva).
En sus inicios, se intentó cambiar el concepto de "Impacto Vecinal" y trabajar desde una visión comunitaria atendiendo a las necesidades de la población sin hogar para mejorar la convivencia en el barrio. Porque no olvidemos que las personas sin hogar también son vecinos del barrio. Sin embargo, hasta la fecha de hoy, la intervención en realidad se ha basado en invisibilizar la problemática y dar palos de ciego. Salir a la calle para intentar sensibilizar a las personas en situación de calle de que molestan a los vecinos (eso sí, con el chaleco de Samur Social para que se nos vea bien) durante 6 años, en vez de crear un proyecto serio con profesionales que se dediquen exclusivamente a crear un proyecto comunitario de inclusión de la población afectada en el barrio, a la vista está que no sirve para nada. No podía ser de otra manera, cuando las actuaciones no se planifican, sino que se improvisan reactivamente a golpes de titular.
El malestar de los vecinos lógicamente también ha ido en aumento, situación agravada por la difusión a través de ciertos medios de comunicación de la problemática existente bajo una perspectiva estigmatizadora e incluso criminalizadora de las personas sin hogar, llegandose a decir por televisión que "en los baños de Principe Pio hay SIDA". Artículos y reportajes que desde aquí condenamos por sus tintes discriminatorios hacia la población más excluida socialmente.
Como veis, al Departamento de Samur Social y Atención a Personas sin Hogar, sólo le interesa apagar fuegos centrándose en las quejas vecinales, que se hable lo menos posible del tema y por supuesto, alejar a "los que molestan".
Tras salir en los papeles, se ha vuelto a actuar contra las personas sin hogar, tomando medidas que únicamente les complican más la vida y contribuyen a su invisibilización. Por ejemplo con la instalación de una mampara para que no puedan resguardarse en la conocida como "cúpula" del intercambiador o aumentar la presión policial (a base de identificaciones, registros y multas).
Sin embargo lo más hiriente está por venir. Se prevee que este año la "Campaña de Frío" no tenga capacidad para atender todas las demandas de alojamiento nocturno, ¿y que hacemos para paliar esta situación que todas sabemos que se va a producir? ¿Generar más recursos de alojamiento temporal para atender estas demandas y que no se quede la gente durmiendo en la calle en pleno invierno? ERROR. Se baraja la posibilidad de mandar una unidad de antidisturbios a controlar la parada del autobús que traslada a las personas a Ausch... perdón, a los dispositivos de campaña de frío.
Entramos en la semana de las personas sin hogar. Semana llena de actos organizados por las "entidades" que se lucran de la privatización de nuestros servicios sociales y el propio Ayuntamiento.
Desde La Rosa en Lucha queremos poner nuestro granito de arena en esta semana gritando alto y claro:
DORMIR EN LA CALLE ES VIOLENCIA ¡PLAZAS PARA TOD@S!
Señorxs del Ayuntamiento del Cambio, el problema del impacto vecinal desaparece en gran medida si todas las personas sin hogar tienen garantizado el alojamiento y la manutención ¿Cuándo van a dejar de apostar por un sistema de intervención con personas sin hogar centrado en la institucionalización y organizado para que las empresas hagan caja? La apuesta por el modelo "Housing First" es muy positiva, pero tiene que extenderse mucho más.
Por otro lado, dormir en butacas genera dinámicas excluyentes. Que no en todos los recursos se ofrezca comida caliente nos aleja incluso de parámetros meramente caritativos. Que no haya un protocolo de actuación en la red municipal de atención a personas sin hogar para casos de violencia machista y de género es inasumible. Y muchas carencias más que, con un mínimo de voluntad política, podrían comenzar a solventarse esta misma semana. Menos discursos, más recursos.
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