A pesar de las graves dificultades que afrontamos, no vivimos en un país "tercermundista"(de hecho, a día de hoy el reino de España es la catorceava potencia económica a nivel mundial). Sin embargo, nuestros recursos sociales en demasiadas ocasiones son dickensianos.
La situación de La Rosa es conocida. Seguimos sin saber nada de las obras comprometidas por el Ayuntamiento, que debían haber empezado en abril. Ciertos indicios apuntan a que empezarán en abril del año que viene, ¿pero porqué esa insistencia del Área de Equidad en no informar? ¿Dónde queda el compromiso de transparencia?
Por desgracia, nuestra situación no es anecdótica. Desde recortes que abandonan a las personas que atendemos y sumen en la impotencia a las trabajadoras sociales hasta maltrato institucional de todo tipo en los recursos residenciales.
Y ocurre en todos los ámbitos. En protección de menores (con niños en la calle, acogidos en comisarías, hacinados en centros) y reforma juvenil, en atención a discapacidad, en el cuidado de nuestros mayores, etc.
¿Por qué pasa esto? Como siempre la respuesta es multifactorial, pero tiene dos claves interconectadas: la burocratización y la privatización (incluso los pocos centros púbicos existentes se gestionan con mentalidad empresarial). Cada vez somos más los que decimos basta. Toca organizarse y luchar por unos Servicios Sociales públicos, democráticos y de calidad. O nos juntamos todos los sectores implicados o esto va a ir a peor. Lo bueno es que ya estamos andando ¡vamos por el buen camino!
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