lunes, 25 de mayo de 2020

Ilusionismo en lo social


Toda persona, de forma más o menos acentuada, creamos nuestros propios personajes. La deseabilidad social nos presiona en esa dirección. Asumimos (o hacemos ver que asumimos) ciertas actitudes simplemente por formar parte de nuestro grupo de referencia o tener su aceptación. Más aún cuando queremos ampliar ese círculo, o saltar a otro. Nuestra autoestima está en juego. Y así, poco a poco, vamos creando nuestro personaje público, mostrándonos a los demás como queremos que nos vean. Realidad peligrosamente potenciada por las características propias de la sociedad de la información en la que estamos inmersos. ¡Qué fácil es crear un personaje en las redes sociales!

Si así lo hacemos las personas en nuestras relaciones personales, ¿qué no harán las empresas, cuando lo que hay en juego son beneficios millonarios? Pues que pasamos de “pulir aristas” en nuestro avatar, a auténticos espectáculos de prestidigitación. Así surgen conceptos como el de imagen corporativa. Ni el Mago Pop. Aunque luego están los que intentan ir de Houdini y pretenden incitar la complicidad de las plantillas en su rollito corporativo. Por eso las cartitas que nos están mandando desde la empresa, reconociendo nuestra gran labor durante la pandemia, que premian por ejemplo quitando el plus transporte en determinados servicios por estar en teletrabajo. Por eso campañas como la de “Momentos de Vida”. Sin duda, que a 25 de mayo sigamos sin los epis necesarios en los centros es un auténtico momentazo. Aunque vitalmente no estéis compartiendo los riesgos con nosotras, ¿eh, pájaros?


Y en estas, nos llega el curso de formación obligatorio sobre VUESTRO Código de Conducta y Cumplimiento. Vuestro porque no formamos parte de Grupo 5, somos trabajadoras y trabajadores de un servicio municipal privatizado, que gestiona la empresa tras una licitación, por lo que temporalmente somos empleados de Grupo 5. Nada más nos une. Así que nuestra relación se fundamenta en el Estatuto de los Trabajadores y en nuestro caso concreto de La Rosa, en el Convenio de Acción e Intervención Social. Punto. Además, ¿qué insinuáis con el título del texto, que no cumplimos o qué? Aquí quien no cumple es Grupo 5, como estamos viendo en PRL.

Las profesionales de la intervención social nos regimos por los diferentes códigos deontológicos, basando nuestro quehacer diario en nuestros conocimientos científicos y en nuestros propios principios morales y valores éticos. No permitimos que las empresas del sector, con sus millonarios beneficios que obtienen de detraer recursos de los presupuestos públicos destinados a la atención social y de nuestras condiciones laborales, nos quieran dar lecciones de ética. ¡Que desfachatez!

Además, en plena pandemia…¿no había otras necesidades formativas urgentes que cubrir? ¿Un curso sobre cómo informar del COVID-19 sin alarmas innecesarias a quienes atendemos? ¿O quizá sobre el correcto uso de los epis? Claro que igual primero hay que tenerlos. Resumiendo, ¿Este curso era necesario? Eso sí, igual nos falta perspectiva, porque no necesitamos para trabajar certificaciones ISO ni clientes a los que contentar. Lo bueno es que tampoco necesitamos agasajar a nadie.

Hacemos el curso por imperativo legal, nada más. Autonota: ¡cuidado con la bola de nieve!: si deseas conseguir algo de alguien debes pedirle algo que le sea sencillo llevar a cabo. Si le pides algo complicado directamente se negará a hacerlo, pero si haces aproximaciones pidiéndole cosas sencillas y luego pidiéndole cosas más difíciles progresivamente es más probable que acabe llegando a hacerte ese favor difícil que en un principio se habría negado a hacerte.  No va a colar, así que dejar de cansar ya con el tema del corporativismo. Que aunque seamos mileuristas (algunos ni eso) también conocemos a Solomon Asch.



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