jueves, 7 de abril de 2022

Exigimos a las patronales del tercer sector no empobrecer más a quienes trabajamos en lo social

Los planteamientos con lo que acude la patronal del tercer sector a negociar son el retrato de la misma precariedad y pobreza que reclaman combatir desde sus entidades “sociales”. 


Las patronales del tercer sector están nutridas de ONG, Fundaciones, o entidades de “de interés social” como les gusta llamarse… que atienden a las personas en situación o riesgo de exclusión social. 

Llevan cuatro años negociando con CCOO y UGT el segundo convenio colectivo marco de Acción e Intervención Social. Durante este tiempo las trabajadoras y trabajadores del sector han estado en primera línea de atención a las personas más vulnerables, sin  confinamiento porque su actividad era esencial para la sociedad, sin ERTE o parones en la actividad, sus profesionales pusieron en riesgo cada día sus vidas y las de sus familiares. En torno al 60% de las personas trabajadoras tiene contratos precarios y el 55%, solo jornadas parciales. La abrumadora mayoría son mujeres trabajadoras. Sus actuales condiciones laborales generaban que muchas de estas profesionales se situarán por debajo del umbral de pobreza de este país, y formarán parte de los llamados “trabajadores pobres”, según los índices que fija en su informe anual Cáritas, organización integrante de la plataforma del tercer sector. Esto es lo que denunciábamos en noviembre de 2021.

Pero es que hoy, nos encontramos con el IPC del mes de marzo disparado a un 9,8%, según las cifras dadas hace unos días. Se trata de la tasa más alta en 37 años. En este escenario la mejor propuesta de las patronales del Tercer Sector ha sido subir las tablas salariales un 2% para el año 2022  (lo que representaría una pérdida de salario de  7,8 puntos solo este año) y se acompaña de escasísimos o casi nulos avances en derechos sociales o de mera conciliación (un día de asuntos propios?).

A pesar de que este Sector cuenta con profesionales de  alta cualificación y especialización, “lo social” parece que debemos ser personas trabajadoras de segunda, pues aun siendo uno de los sectores laborales con mayor cualificación necesaria y de vocación e implicación con la imprescindible labor social, se nos recompensa con los salarios más bajos, junto las mayores ratios de precariedad, inestabilidad, temporalidad y de jornadas parciales que forman parte de nuestra realidad laboral. Dicha situación es la que se pretende mejorar en la actual negociación de nuestro convenio por parte de CCOO. Pero la realidad supera la ficción. Después de más de un año de covid, en el que el sector no ha parado de trabajar, en el que las cargas de trabajo han sido más elevadas, en el que los recursos desde los gobiernos central, autonómico y local, para temas sociales, no han parado de fluir, con un Gobierno que enfatiza con la idea de los presupuestos generales más sociales de la historia y de “NO DEJAR A NADIE ATRÁS”, nos encontramos con una patronal que, al amparo del dinero público, reniega de su mayor capital, las personas trabajadoras que realizan esa labor social. Todo ello con el beneplácito y la complicidad de las distintas administraciones públicas, que, entre otras cosas, permiten la incorporación de FONDOS BUITRES al sector, llegados aquí por el nicho de negocio y el beneficio que han encontrado en los servicios sociales.

Las profesionales de lo social vivimos en precario, tenemos unos de los sueldos más bajos del mercado laboral y las patronales del Tercer Sector, repletas de su buenismo, no solo no combaten la pobreza y la precariedad de las trabajadoras de la intervención social sino que pretenden  apuntalar bien.

FSC-CCOO


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