Grupo 5, el fondo buitre de lo social, también se "suma" al 10 de enero, día de esta profesión. Eso sí, riéndose de sus propias trabajadoras y trabajadores. En sus "Momentos de Vida" (esa publicidad corporativa tan ofensiva), tienen la falta de decoro de publicar lo siguiente:
"Las y los Técnicos Superiores en Integración Social o TSIS siempre hemos visto ofertas de empleo y contrataciones en puestos que se alejaban de nuestros desempeños técnicos, con categorías profesionales muy por debajo de las nuestras y limitando las funciones a realizar a menos de un 50% de las competencias que podíamos desarrollar y, por lo tanto, ofrecer a las personas con las que trabajábamos. Son muchos años luchando por nuestro reconocimiento, sensibilizando para que se entendieran nuestras funciones, demostrando la profesionalidad que tenemos y sobre todo, significándonos como Integradores Sociales".
Y esto al mismo tiempo que siguen publicando ofertas de empleo donde piden la titulación, pero sin tener la más mínima intención de reconocer la categoría profesional. Es nuestro caso, el caso de la red de atención a personas sin hogar, donde nos contratan como Auxiliares de Servicios Sociales, encuadrándonos en la categoría 3 del Convenio de Acción e Intervención Social (nos corresponde la 2).
Hace falta tener poca vergüenza. Es Grupo 5 quien se presenta a las licitaciones presentando proyectos que requieren TSIS para poder llevarse a cabo. Es Grupo 5 quien se niega a reconocer la categoría, eso sí con la connivencia del Ayuntamiento. Es Grupo 5 quien obtiene contratos millonarios gracias a estos proyectos que sabe que nunca va a implementar. Y es Grupo 5 quien gestiona unos servicios que si medio funcionan es gracias a la profesionalidad y humanidad de esos integradores e integradoras a quienes insultáis con esta publicación, que terminan realizando funciones que ni se les reconocen ni se les pagan, por vergüenza torera e implicación personal. Porque Grupo 5 sabe que al final no terminamos de limitarnos a las funciones que nos reconoce porque a las plantillas sí nos importan las personas con las que trabajamos. El chantaje emocional de siempre del que se sirven administraciones y empresas para convertir los servicios sociales en un negocio más sin que se note demasiado.
Sabemos que pedir que un fondo buitre se comporte éticamente es mucho pedir. Pero al menos dejar de reíros del personal. Todo tiene un límite. La dignidad es uno de ellos.
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