Si algo hemos aprendido de la pandemia, es que la atención primaria sanitaria es fundamental para poder frenar el avance de este tipo de enfermedades, y que los centros sociosanitarios, más aún los geriátricos, son una bomba de relojería en cuanto a enfermedades infecciosas se refiere, debido al modelo cuartelero de los mismos y a la falta de recursos humanos y materiales.
El análisis hecho dejaba claro que era imprescindible reforzar la atención primaria y aumentar las plantillas y poner a disposición los medios necesarios de las residencias, mientras se revisa el modelo de atención a nuestros mayores. Pues bien, la Comunidad de Madrid ha decidido hacer justo lo contrario. ¡Qué sorpresa!
Muchos centros de salud siguen cerrados, la atención presencial sigue restringida, no se han contratado los rastreadores necesarios (¡y encima vienen con el cachondeo del voluntariado!), no se están supliendo bajas y vacaciones, etc. En plena pandemia, el gobierno Ayuso ha decidido dejar morir a una atención primaria ya en "cuidados intensivos" antes del virus. Así lo denuncia el Sindicato Asambleario de Sanidad
En cuanto a la atención a mayores, han decidido perpetuar el crimen ya cometido. La Comunidad de Madrid está licitando la gestión de varias residencias públicas, que a pesar de la hecatombe de estos meses, van a seguir en manos privadas. Pues bien, a pesar de los miles de ancianos muertos en estos centros, los nuevos pliegos vienen con recorte presupuestario y un descenso de personal. Así lo denuncia CCOO
Que nadie piense que es ineptitud, son perfectamente conscientes de lo que están haciendo. Su puto dinero vale más que nuestras vidas.¡Es el mercado, amigos!
Sentado sobre los muertos
que se han callado en dos meses,
beso zapatos vacíos
y empuño rabiosamente
la mano del corazón
y el alma que lo sostiene.
Que mi voz suba a los montes
y baje a la tierra y truene,
eso pide mi garganta
desde ahora y desde siempre.
Acércate a mi clamor,
pueblo de mi misma leche,
árbol que con tus raíces
encarcelado me tienes,
que aquí estoy yo para amarte
y estoy para defenderte
con la sangre y con la boca
como dos fusiles fieles.
Si yo salí de la tierra,
si yo he nacido de un vientre
desdichado y con pobreza,
no fue sino para hacerme
ruiseñor de las desdichas,
eco de la mala suerte,
y cantar y repetir
a quien escucharme debe
cuanto a penas, cuanto a pobres,
cuanto a tierra se refiere.
Canto con la voz de luto,
pueblo de mí, por tus héroes:
tus ansias como las mías,
tus desventuras que tienen
del mismo metal el llanto,
las penas del mismo temple,
y de la misma madera
tu pensamiento y mi frente,
tu corazón y mi sangre,
tu dolor y mis laureles.
Antemuro de la nada
esta vida me parece.
(Miguel Hernández)
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