Ni tampoco queremos vuestro lenguaje bélico. En las guerras se presupone que van a morir soldados. Pero no somos "héroes de la patria", sino profesionales sanitarios, de los servicios sociales, geriátricos y del resto de servicios considerados esenciales. No somos héroes, somos personas normales con familia, tenemos que pagar las facturas, etc.
Agradecemos las muestras populares de apoyo y solidaridad. Nos ayuda a subir el ánimo y a combatir el miedo. Porque sí, ¡claro que hay miedo! No al virus, sino por sabernos desprotegidos e incluso desinformados. Aún así nadie ha abandonado su puesto. De trabajo, que aquí no hay trincheras. Lo que hay es mucha precariedad, explotación e incumplimientos generalizados de la ley de prevención de Riesgos Laborales.
Y en el colmo de la indignidad, la Comunidad de Madrid anuncia el despido de los 10000 sanitarios contratados para hacer frente a la pandemia (Los 10000 sanitarios que lucharon contra el COVID en Madrid, a la calle: "nos tratan como a ganado") Y si hay rebrote, algo muy probable como apunta la comunidad científica, ¿qué hacemos? Pues volver al colapso sanitario. No tenéis vergüenza.
Somos el segundo país en número de contagios, siendo de los primeros en decretar el confinamiento, uno de los más severos además. Entonces, ¿cómo es posible? No somos expertos pero tenemos una teoría. De los cerca de 224000 contagiados, más de 35000 son sanitarios. A los que hay que sumar el personal de las residencias de mayores, de atención a discapacidad, servicios sociales y demás servicios esenciales. Y a los que ellos hayan podido transmitir la enfermedad. La conclusión es obvia: la pandemia está siendo especialmente virulenta en nuestro país porque se nos ha mandado a trabajar con disfraces en vez de con epis. Ni más ni menos.
Por eso no queremos más aplausos, sino que luchéis con nosotras contra la privatización de tus servicios públicos. Es por tu salud.
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