Hace unos días saltó la noticia. En el Palacio Real se explota a trabajadores con discapacidad a través de la subcontratación con Integra, un Centro Especial de Empleo. Nada nuevo bajo el sol.
Este tipo de empresas supuestamente nacen con un loable y solidario objetivo: favorecer la integración laboral de las personas con discapacidad, siendo así un paso intermedio entre el desempleo y el mercado laboral ordiario. Mentira, como todo lo que se mueve en el llamado Tercer Sector. En la práctica se han convertido en empresas de servicios que, amparándose en la discapacidad de sus trabajadores, reciben todo tipo de prevendas con la excusa de favorecer la integración (por ejemplo, la bonificación del 100% de las cuotas a la Seguridad Social).
Además, sus trabajadores se rigen por condiciones especiales, no teniendo los mismos derechos (ni sueldo) que cualquier otro trabajador que realice sus mismas funciones. Porque no se trata de un empleo protegido, no. Realizan exactamente las mismas funciones que personal sin discapacidad, con la misma solvencia profesional (eso de los profesionales de apoyo es otra de las falacias que sólo existen como tal en el papel).
De esta manera, los Centros Especiales de Empleo se han convertido en oscuras empresas donde la explotación laboral y los abusos patronales se subvencionan con dinero público.
En La Rosa también tenemos Centro Especial de Empleo. Grupo 5 ha subcontratado el servicio de limpieza a Aldaba. Sin su trabajo, el centro no sería viable.
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