Las mujeres sintecho son minoría en un mundo de hombres. Lo
que se encuentran en la calle no es recomendable ni reconfortante. Machismo en
grado superlativo, agresiones físicas y sexuales… son las hostilidades a las
que tienen que enfrentarse con el escaso coraje que les queda cuando lo han
perdido todo. La mitad padecen problemas psíquicos.
Llegan a la calle en peores condiciones que los hombres, en
un estado de mayor fragilidad. La mayoría han escapado de su hogar por
situaciones de abuso, de violencia por parte sus parejas. Y así han renunciado
al techo familiar y han acabado durmiendo a la intemperie. El panorama en la
calle es igualmente hostil. Las pocas cifras que existen revelan que una cuarta
parte de las sintecho ha sufrido agresiones sexuales.
Red de atención
La calle es territorio masculino. Lo ratifican los datos. En
la ciudad de Barcelona, por ejemplo, duermen al raso entre el 14% y el 16% de
mujeres, el resto son hombres. El porcentaje va en aumento. Acaban en la calle
porque "toda la red social que les protegía se ha roto y la ruptura es
mucho más grande", asegura Clara Naya, una de las promotoras de la
asociación Lola, no estàs sola, junto a Beatriz Dengra. La entidad tiene en
este colectivo su razón de ser, ya que rescata de la calle a mujeres para que
dejen de estar olvidadas y de ser invisibles y "para dotarlas de un
espacio seguro". Hasta ahora han atendido y han dado visibilidad a ocho,
una de ellas una madre con dos menores. La otra, Yolanda Galmes. Algunas, sin
embargo, prefieren seguir durmiendo entre cartones. No quieren abandonar la
calle. "Es que la calle engancha, te da libertad", apunta Galmes.
La mayoría de las sintecho arrastran episodios de violencia
machista en sus hogares y comprueban que la calle es más de lo mismo. "En
el mundo de los sintecho se dan muchas situaciones machistas. A ellas se les
penaliza mucho", explica Naya. La situación desconsuela. "Se sienten
muy solas, la mayoría están deprimidas. Han abandonado a la pareja y a los
hijos", añade Dengra. Hay pocas pernoctando en la calle y, además, las
pocas que están ocupan un espacio que no les corresponde porque "el rol de
género solo es posible en el espacio privado", apunta Naya. El miedo les
hace aumentar la autoprotección. "Algunas incluso prefieren dormir de día
y permanecer la noche en vela para evitar sustos", afirma Dengra.
Feminismo
Naya y Dengra ponen el foco en otra discriminación. Cuentan
que a los hombres sus familias les suelen facilitar que mantengan con ellas
algún vínculo afectivo. A las mujeres, sin embargo, hasta eso se les niega.
"Una madre que se queda sin sus hijos tiene, además, un sentimiento de
culpabilidad porque cree que no ha sabido cuidarlos", afirman. La calle
también estigmatiza porque "la gente se pregunta qué ha pasado para que
acabes así", apunta Dengra.
La asociación Lola, no estàs sola critica que las políticas
de atención a las personas sin hogar no tengan a ellas en cuenta a las mujeres
cuando analizan el fenómeno de los sintecho. "No tienen mirada de
género", afirman. Dengra añade que el objetivo de la entidad "es
hacer el acompañamiento desde otro enfoque, desde el feminismo y el rol de
género y no desde la mirada de los servicios sociales porque están muy
institucionalizados y dejan de lado el tema emocional". Las organizaciones
sociales que abordan la carencia de la vivienda afirman que: "Es necesario
que los recursos se adapten a la presencia femenina y que no sientan la calle,
los albergues o los comedores sociales como espacios violentos y machistas".
La entidad se ha tenido que remangar para buscar ayudas
económicas. No siempre ha sido fácil y muchas veces han tenido que predicar en
el desierto hasta el punto que su objetivo inicial que era abrir dos pisos para
acoger a seis mujeres se tambaleaba y tuvieron que reinventar el proyecto. La
solidaridad económica consistía en el salario de trabajadoras por su día de
huelga el 8 de marzo. Este miércoles, sin embargo, todo el proyecto se ha
relanzado ya que les han concedido una ayuda municipal y otra de una entidad
financiera.
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